
La Bienal de Arquitectura de Venecia de este año plantea una reflexión profunda sobre el papel de la arquitectura en la crisis ambiental y social actual. Bajo el lema “Intelligens. Natural. Artificial. Collective”, se explora cómo la combinación de procesos naturales, tecnologías avanzadas e inteligencia colectiva puede transformar las ciudades en ecosistemas resilientes y vivos. Esta edición pone un especial énfasis en la renaturalización urbana como estrategia para recuperar la biodiversidad, regenerar el entorno y fortalecer los tejidos comunitarios.
Uno de los hilos conductores más relevantes es la renaturalización urbana, entendida como una herramienta ecológica y pedagógica para regenerar las ciudades y los vínculos sociales. Los proyectos destacados no solo proponen nuevos paisajes, sino que activan experiencias colectivas y procesos de aprendizaje comunitario.
En el Pabellón de Bélgica, Building Biospheres presenta un ecosistema controlado con más de 200 especies subtropicales, regulado por sensores y una inteligencia artificial que mantiene el microclima. Más allá de su sofisticación tecnológica, el proyecto funciona como un aula viva, donde grupos escolares y vecinales experimentan las relaciones entre plantas, clima y ciudad, y reflexionan sobre la interdependencia ecológica.
En el Arsenale, el proyecto Cool Forest despliega un microbosque mediterráneo diseñado con técnicas de permacultura, captación de aguas y compostaje. El espacio actúa como infraestructura verde y, al mismo tiempo, como lugar de encuentro y práctica comunitaria: se organizan talleres ambientales, juegos para la infancia y actividades de sensibilización impulsadas por entidades locales.
El Pabellón de Cataluña, con la propuesta “Parlaments d’Aigua: Arquitecturas Ecosociales Proyectivas”, aborda la crisis hídrica como una cuestión urbana, cultural y colectiva. A través de talleres participativos realizados en distintos territorios de habla catalana, el proyecto recoge imaginarios y conflictos en torno al agua y los transforma en una instalación que invita al debate. La exposición se convierte así en una plataforma comunitaria, donde la ciudadanía puede reconocerse como parte activa en la gestión del ciclo del agua y en la regeneración de los ecosistemas hídricos urbanos.
En conjunto, Building Biospheres, Cool Forest y Parlaments d’Aigua ilustran una arquitectura que va más allá del diseño formal y se compromete con la regeneración ecológica, la participación ciudadana y la educación ambiental. Son ejemplos de cómo la renaturalización puede ser un proceso vivo y colectivo, capaz de transformar tanto los espacios como las relaciones sociales que los habitan. Una arquitectura que no solo se imagina, sino que se activa y se construye con la comunidad.







